Triunfó Juan Manuel Batallanez a nivel local en la interna contra Fernando Escobar del Partido Radical. Escobar en realidad era el mascarón de proa de un grupo de dirigentes con ambiciones políticas desmedidas con relación a la consideración que la ciudadanía en general tiene de ellos.
Mal que nos pese e incluso a quienes estamos convencidos que buena parte del problema de nuestro país tiene que ver con su clase política, hemos sido testigos de una buena jornada cívica en el marco del partido centenario en la ciudad de Pergamino.
Porque independientemente del resultado, más de 2000 personas fueron a votar por las autoridades partidarias. Se dirimían dos modelos, el que no está cómodo con el frente de Juntos por el Cambio; y el que actualmente cogobierna con el intendente amarillo. Ganó la versión que pretende sostener una coalición de gobierno y eventualmente electoral, entendiendo que es el signo de los tiempos y representa el sentir del afiliado radical.
“Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error” decía Napoleón Bonaparte. Y eso es lo que irracionalmente comete el grupo de radicales que han tenido visión de corto plazo e incomodidad para compartir los estamentos de poder.
Quizás el caso más increíble es el del concejal Walter Baccarini. Quien fuera radical, luego se hizo del PRO del grupo inicial comandado por Lucio Tezón y logró tener un escaño de la mano de Javier Martínez. Luego renovó banca e inmediatamente volvió al partido radical. A la facción que gerencia Carlos Elizalde junto con el ex intendente “Cachi” Gutierrez. Ya vencido, incluso antes de las elecciones del pasado domingo, y con el único objetivo de obtener de la política más beneficios (pide un empleado), se presentó como unibloque (bloque de una sola persona) con el sello de Integración Cívica Pergaminense; partido local que fuera creado por Gutiérrez para evitar las decisiones orgánicas de la UCR y hoy también es gerenciado por el grupo que acaba de perder en la interna radical. Casi como un plan B. Pocas veces se ha visto tanta miopía política.
La política no está muerta, porque se activan los grupos que integran el poder local, los radicales con internas, los del PRO con sus reuniones en la Fundación Pensar, los del Frente de Todos con más internas que personas y los liberales resolviendo sus diferencias para competir fuerte este año.
La política no está muerta, porque en definitiva, lo que no hacen los de afuera, lo hacen los de adentro. Mientras tanto, el frente gobernante local prepara su lista de concejales; en un momento donde el intendente se encuentra como uno de los referentes más importantes del PRO en la provincia de Buenos Aires.
La política no está muerta todavía.
