Diego Santilli se lanza sobre los asientos del fondo de una combi blanca. Ya casi anochece en el barrio El Molino, de Florencio Varela. Cierra los ojos. Busca un momento de descanso para encarar el último tramo de un raid por el conurbano que arrancó en la madrugada en La Matanza.
El Colo cerró su campaña con una maratón por diez municipios del territorio más poblado del país: ahí donde las problemáticas se hacen más visibles. Ahí donde manda el peronismo, pero también donde el PRO tiene muchos votos.
Arrancó de noche, a las 4 de la mañana en San Justo. Luego siguió por Merlo, Morón, Moreno, Hurlingham, Pilar, Tigre, Berazategui, Florencio Varela y cerró, ya de noche, en Avellaneda. Recorrió casi 300 kilómetros durante más de 15 horas.
LPO acompañó a Santilli en los últimos tres distritos de la recorrida. En Barazategui, el Colo se subió a un camión que reparte bidones de agua.
Se trata de una problemática puntual pero que lleva años sin resolverse. Berazategui es conocida por su histórica industria del vidrio, pero también se la denomina la Capital del Bidón porque buena parte de sus habitantes consume agua envasada.
En ese distrito del sur del conurbano, el agua es escasa y existen muchas dudas sobre su potabilidad, al punto de que el intendente Juan José Mussi inauguró las sesiones del Concejo con un video en el que mostró a los vecinos tomando agua de la canilla.
Santilli acompaña al repartidor de una conocida empresa de agua envasada. Carga el bidón sobre sus hombros y toca el timbre en varias casas del barrió Marítimo. Con cada bidón que reparte inicia una charla con los vecinos.
Existe un tema que se desprende de esas conversaciones y que no deja de sorprender al Colo: la cantidad de días que los chicos no tienen clase. «Al menos dos veces por semana los pibes no van a la escuela. Por distintos motivos, pero por sobre todo por problemas de infraestructura», dice y asegura que el tema se repite en todas ciudades del conurbano.
En la combi que lo traslada a Florencio Varela, Santilli conversa con periodistas. Admite que percibe una apatía general por parte del electorado, pero siente que la coalición Juntos está muy bien en la calle. La posibilidad de altos niveles de ausentismo el domingo lo ponen en alerta, aunque afirma que nadie sabe a qué fuerza termina perjudicando.
Habla de otro tema que lo obsesiona: la seguridad. «Me voy a involucrar directamente para bajar los índices de inseguridad. Es un tema que conozco porque lo hicimos en la Ciudad y porque funcionó», afirma.
Además, asegura que es necesario involucrar a los intendentes en el tema, aunque admite que no imagina a cada uno de los 135 alcaldes administrando su propia policía local.
El barrio El Molino de Florencio Varela está atravesado por el arroyo Las Piedras. Toneladas de basura se acumula en los márgenes. Los vecinos muestran fotos de arroyo desbordado por las lluvias. Las imágenes son sombrías.
Ese lugar es el punto de reunión de varios candidatos del PRO que se suman a la recorrida. Miguel Ángel Pichetto llega caminando desde un costado del arroyo junto a Martiniano Molina. También llega Florencia Arietto. Los candidatos locales -Florencia Casamiquela y Pablo Alaniz- buscan contener a los vecinos.
El último en sumarse en Horacio Rodríguez Larreta. El candidato a al presidencia saluda a todos y camina hacia el arroyo. Tropieza enseguida. «No estoy acostumbrado porque en las villas de la Ciudad ya no hay más calles de tierra», dice.
A los pocos metros, un grupo de vecinos sale el cruce de la comitiva. «Acá no entran las ambulancias, no entra Uber, no entra DiDi. Acá no entra nadie», dice una vecina mientras les grita a sus hijos para que vengan a sacarse una foto con Horacio.
Otros vecinos le piden que los acompañe hasta sus casas. «Es acá nomás, a dos cuadras». El candidato acepta, pero sus asesores le dicen que ya no hay tiempo. Falta Avellaneda y luego tiene un compromiso en un canal de noticias.
Es el último tramo de la recorrida. Santilli va recostado en los últimos asientos de la combi. Horacio hace algunos llamados personales. Su iPhone está tuneado con el escudo de Racing.
Organizan el desayuno del domingo. El vehículo ya circula por Solano (Quilmes). Martiniano bromea con la cartelería de su rival, Mayra Mendoza: «Miren, acá me dejaron un cartel intacto».
Horacio asegura que está confiado. Explica que hubo una mayoría silenciosa que comenzó a manifestar su voto hace apenas diez días. «Esa mayoría es muy grande», dice y agrega que los extremos son muy ruidosos. Evita confrontar con Mauricio Macri. «Pensamos distinto en algunos temas. Eso es todo», dice.
Avellaneda es la última escala. El punto de encuentro es en avenida Mitre y la calle Vélez Sárfield. En esa esquina se improvisa un acto de campaña. La gente copa la vereda y parte de la calle. Horacio les pide a sus seguidores que salgan a buscar a los indecisos. «Faltan dos días. Hay que ir a buscarlos. Uno por uno. Todos acá seguramente conocen indecisos», dice.
El acto termina con música. Horacio y Santilli improvisan una retirada por la calle Vélez Sárfield. Las fotos con militantes se multiplican. Siguen apareciendo candidatos locales que piden improvisar un video para las redes.
Son casi las 20. Santilli arrancó la maratón 15 horas antes en La Matanza, bastión peronista si los hay. Allí visitó una guardia de San Justo que fue cerrada cuando los médicos renunciaron por los bajos salarios. Desde allí viajó en colectivo hasta Morón para visitar un centro médico donde los pacientes acampan en la puerta para conseguir un turno.
Luego se trasladó a Merlo para acompañar a un grupo de padres junto a sus hijos en el recorrido que hacen todos los días para llevarlos al colegio por el temor que viven debido a la inseguridad en la zona.
Desde allí viajó en tren hasta Paso del Rey, en Moreno, y sobre el mediodía llegó a Hurlingham para recorrer un barrio donde los vecinos viven sobre la vera de un arroyo contaminado.
Más tarde se trasladó a Pilar junto a Gustavo Posse y José Luis Espert. Allí se encontró con el candidato del PRO, Sebastián Neuspiller, en el arroyo El Pinazo, donde los vecinos denuncian que conviven con ratas, basura y maleza.
«Seguimos caminando, recorriendo. Siempre escuchando y proponiendo soluciones. No son promesas, son cosas que Horacio y Diego ya hicieron», dijo Neuspiller durante la recorrida.
Horas más tarde, en Tigre, recorrió junto a Segundo Cernadas una zona de viviendas construida bajo el polémico programa Sueños Compartidos. Ahora, las construcciones fueron habitadas por animales y están completamente abandonadas.