El escándalo de las vacunas llegó a Pergamino. ¿Quiénes son algunos de los vacunados que recibieron la Sputnik V sin ser personal esencial?
El escándalo del Vacunatorio Vip del Ministerio de Salud de la Nación, que hizo volar por los aires al mismísimo Ginés González García, no debe tapar lo que sucede en todos los distritos bonaerenses, donde desde mucho antes de que se destapara la olla en la más alta esfera nacional, se venía denunciando el uso discrecional de las vacunas por parte de la dirigencia kirchnerista, puntualizada en los militantes que se referencian en La Cámpora.
Así, por ejemplo, vimos como en San Andrés de Giles dos concejales del Frente de Todos -una de ellas presidente del Concejo Deliberante-, tuvieron que renunciar cuando se supo que se habían vacunado junto a familiares y amigos; en total, unas 20 personas ajenas a los servicios de salud.
Otro caso fue el de Chivilcoy donde la interna local entre randazzistas y camporistas contribuyó a develar el juego. Con total descaro, varios jóvenes camporistas habían hecho alarde de su vacunación en redes, fotografiándose con los dedos en V. Desde la Intendencia y el PJ local salieron con los tapones de punta a criticar a los jóvenes. La Región Sanitaria X -o sea, el gobierno provincial- defendió el proceso de vacunación y aseguró que todos los vacunados eran “personal del sistema sanitario”. Un eufemismo que La Cámpora disipó al explicar que los jóvenes que recibieron la vacuna trabajan en las postas de vacunación o participarán del operativo en geriátricos, y que por lo tanto estaban autorizados para ser inoculados por razones sanitarias.
Son los militantes de La Cámpora travestidos en agentes vacunatorios. No son médicos, ni enfermeros, no pueden administrar la vacuna. La idea es organizar y controlar. Ponerle a todo su sello. Allí donde son gobierno es sencillo; donde no lo son, eluden a las autoridades establecidas. Como en Rauch, donde el Gobierno provincial ordenó que la vacuna no se aplique en el Hospital Municipal sino en el Hospital Geriátrico. El motivo es muy simple: en esa institución acababan de nombrar como directora a Antonela Volpe Onreita, una joven militante de la Cámpora de profesión diseñadora gráfica, según resaltó en una nota el portal Infobae.
¿Y en Pergamino?
En Pergamino La Cámpora y el kirchnerismo en general están muy lejos del poder local, aunque hacen uso y abuso de que esa línea política administre los destinos de la Provincia. Por eso articulan acciones por fuera del Gobierno local, salteando el orden institucional que debe imperar, máxime en este tipo de circunstancias donde lo que está en juego es la salud de la población.
En ese tren de extender el clientelismo, la propaganda y el usufructo de los recursos del Estado en beneficio de una facción política, aquí también se apropiaron primero de la campaña de inscripción –como lo denunció oportunamente el oficialismo local y fue tapa de los diarios nacionales- y ahora también parece que de la propia vacunación, porque comienza a surgir información sobre dirigentes kirchneristas, además de militantes y allegados, que recibieron la vacuna por algún privilegio, sin ser personal esencial.
Particularmente se sabe de dirigentes que cumplen funciones en el ámbito de la salud pero que no son agentes sanitarios sino directivos o administrativos y, por ende, no corresponde que reciban la vacuna según los parámetros que estableció el propio Gobierno a través del Comité de Expertos.
Se trata de los directores asociados del Hospital San José: José Agudo y Adriana Morresi, ambos abogados –no médicos- que figuran en las listas de inmunizados con la Sputnik V. También la abogada Romina Giampieri, que cumple funciones como asistente interina en el nosocomio y Luisina Lugo, camporista y referente del Programa de Identidad Sexual y Reproductiva de la Región Sanitaria IV, y Bernardo Fiore Pitrelli, militante del Frente Renovador de Pergamino, una de las manos derecha de Marita Conti.
Podrán esgrimir, como lo hizo el sindicalista Hugo Moyano, que fue vacunado en el Vip del Ministerio de Salud, junto a su pareja y su hijo de 20 años, porque están al frente de dos obras sociales, como si ese rol los ubicara como personal esencial del sistema de salud en la pandemia, pero la realidad es que ni ellos se lo creen.
A todas luces, quienes autorizaron o recibieron la vacuna utilizando la discrecionalidad, salteando las normas para favorecer a amigos, familiares, famosos, conocidos o compañeros de la política, son cualquier cosa menos inocentes.
Y lo más triste es que no hay sorpresa en todo esto, porque cuando este tipo de dirigencia accede a los espacios de poder, es previsible que estas cosas sucedan.
Y eso se llama corrupción, que en los diccionarios ya debe figurar como sinónimo de kirchnerismo.
